miércoles, 28 de noviembre de 2007

"¡Aún tenemos patria, ciudadanos!"

Rodríguez se encontraba en Santiago cuando a la capital llegó la noticia del Desastre de Cancha Rayada (1818). Alentó a todo el mundo con el grito de "¡Aún tenemos patria, ciudadanos!" y organizó un nuevo escuadrón militar, los Húsares de la Muerte. Durante 48 horas ejerció como interino, y por designación popular, el cargo de Director Supremo, gesto que se consideró peligroso para el gobernante titular.
Una vez que retornó la tranquilidad tras la Batalla de Maipú (5 de abril de 1818), se ordenó la disolución de los Húsares de la Muerte y Rodríguez fue detenido en el cuartel de San Pablo, de donde fue sacado el 25 de mayo de 1818. Se dijo que era para ser trasladado a Valparaíso y que allí se formalizaría su deportación. Sin embargo, al llegar a las cercanías de Til-Til, fue asesinado y su cuerpo enterrado en la capilla de esa localidad. Los custodios alegaron que había tratado de escapar.

Un problema para O´Higgins

Todos estos hechos lo fueron transformando en una suerte de héroe popular que, dados sus antecedentes carrerinos, podría llegar a ser un elemento difícil de manejar para el nuevo gobierno encabezado por Bernardo O'Higgins. Según algunos autores, por esta razón se le ofreció una misión diplomática en Estados Unidos, pero la rechazó, uniéndose entonces al ejército con el grado de teniente coronel.
Rodríguez siempre tuvo un carácter apasionado y esto le acarreó algunos problemas. En 1817, ocupó San Fernando y cambió a las autoridades locales, hecho que no fue aceptado por el gobierno. Hilarión de la Quintana, Director Supremo interino en ausencia de O'Higgins, ordenó su detención acusándolo de prepararar una conspiración en favor de José Miguel Carrera. Tras algunos meses en prisión, fue liberado por orden del general San Martín, quien lo nombró auditor de guerra del Ejército.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

miércoles, 31 de octubre de 2007

Contexto Historico


Biografía

Manuel Rodríguez Erdoyza
En un plano objetivo, las funciones que Rodríguez desarrolló en Chile consistían fundamentalmente en el traspaso de información acerca del estado de las tropas realistas. Asimismo, su misión era realizar acciones de distracción que indicaran que el grueso del Ejército de Los Andes cruzaría la cordillera por el paso del Planchón, provocando así una desconcentración de aquellas tropas, que en su mayoría se encontraban acuarteladas en la Zona Central.

Nació en Santiago el 25 de febrero de 1785 y murió asesinado en 1818. Sus padres fueron María Loreto de Erdoyza y Aguirre, peruana, y Carlos Rodríguez de Herrera, español.
Realizó sus primeros estudios en el Colegio de San Carlos, donde de inmediato se destacó por su carácter vivaz e inquieto y por sus aptitudes intelectuales. El rector de aquel establecimiento relataba que "era filósofo y en cada función literaria que sostenía, así como en las conferencias privadas del colegio... fue siempre consiguiente su acierto, lo que confirmaba muy bien la juiciosidad, aplicación y celo con que se manejó en las obligaciones particulares a su instituto...".
Siguió estudios superiores en la Real Universidad de San Felipe, recibiendo su doctorado en Leyes en 1804, el mismo año en que fue recibido como abogado por la Real Audiencia.
En 1810, empezó a manifestar sus simpatías hacia la causa revolucionaria en la cual desde 1811 coincidiría con su compañero de colegio, José Miguel Carrera. En mayo de ese año, Rodríguez fue nombrado procurador del Cabildo de Santiago, cargo que desempeñaría por breve tiempo: el golpe de Estado de noviembre lo llevó a la diputación por Santiago ante el Congreso y a los pocos días fue nombrado secretario de Estado en la cartera de Guerra.